martes, 26 de febrero de 2013

Una moneda, una historia: el reinado de Miguel I de Rumanía

100 Lei de 1943. "Mihai I regele romanilor"

 
Hoy inauguramos una nueva sección en la que queremos compartir nuestra afición por la numismática con todos vosotros. No, no es una sección destinada a analizar materiales, peso o tirada de las monedas, porque para eso ya existen muchas páginas en Internet de gente mucho más experta en la materia. Nosotros pretendemos dar otro enfoque: contar una historia a través de una moneda que constituye un pequeño pedazo de Historia. Esto es, una moneda como pretexto que, a su vez, surge en un contexto determinado.

Este es el caso de la moneda que presentamos en la imagen. En ella aparece un joven monarca, Mihai I (Miguel I) de Rumanía, acuñada en 1943. Al joven rey, coronado en septiembre de 1940 a la edad de diecinueve años, le tocó lidiar con una situación política muy grave para su país.

Los antecedentes de su reinado habían sido de todo menos alentadores para su país: En la fase final del reinado de su padre, Carol II, se había producido un hecho preocupante: la firma del pacto germano-soviético, que establecía como área de influencia soviética el norte de Rumanía, lo cual acabó derivando en la entrega, bajo coacción, de Besarabia a la Unión Soviética en julio de 1940. Un mes más tarde, Alemania forzó a Rumanía a la cesión de Transilvania septentrional a Hungría mediante el Segundo Arbitraje de Viena.

Ante estas concesiones, el malestar cundió en diversos sectores del ejército. Carol II encargó la formación de un nuevo gobierno al general Ion Antonescu, el cual acabó forzando la abdicación del propio rey. El día 6 de septiembre, su hijo era nombrado rey como Mihai I. El joven monarca fue un títere del general, convertido éste en dictador.

Ante la compleja encrucijada, y observando el arrollador éxito alemán en Polonia y Francia, Antonescu consideró que alinearse con el Eje sería más beneficioso en un futuro de cara a la recuperación de los territorios perdidos. Así, contando con plenos poderes, Antonescu procedió a la homologación de su régimen con los fascismos europeos creando, el 14 de septiembre, el Estado Nacional Legionario. El culmen de este proceso tuvo lugar el 23 de noviembre, cuando Rumanía se unió al Eje, convirtiéndose en aliado estratégico de Alemania por su producción petrolífera de Ploesti. Ya desde octubre, tropas alemanas penetraron en Rumanía a petición del propio Antonescu.

Antonescu (derecha de la imagen) saluda a von Ribbentrop, 1943. Fuente:
Bundesarchiv (ver apartado fuentes)

El inicio de la Operación Barbarroja, el 22 de junio de 1941, supuso la llamada a las armas para los rumanos. Sobra referirse al estado del ejército: mal entrenado y aún peor equipado, se destinó a cubrir los flancos del avance alemán, junto a tropas húngaras, bulgaras e italianas. La suerte de Rumanía quedaba unida a la de sus aliados y cuando los acontecimientos dieron un vuelco a la situación de la guerra, se hizo evidente que ésta llegaría a suelo rumano. Y así fue. Al tiempo que las tropas soviéticas avanzaban hacia la frontera, bombarderos aliados atacaban objetivos estratégicos, especialmente el centro petrolífero de Ploesti.

El 20 de agosto de 1944, comenzó la ofensiva soviética en territorio rumano. La resistencia duró poco. Tres días después, el joven rey, apoyado en parte del ejército, dio un golpe de estado, cesó a Antonescu y cambió a su país de bando, combatiendo junto a los aliados en los meses que siguieron. En una reciente entrevista publicada en el diario El País (ver fuentes), Miguel I explicaba así su decisión:

"Oficialmente, lo que hice fue sacar a Rumanía de la guerra, con la esperanza de evitar una sangría. Aunque sabía que los alemanes no iban a aceptarlo, y no lo hicieron: nos bombardearon ese mismo día"

La guerra fue una sangría demográfica y económica para Rumanía, que a su vez quedó bajo ocupación soviética. El 30 de diciembre de 1947, Mihai I abdicó y comenzó un largo exilio. Rumanía se convertía en una república soviética. A día de hoy, Miguel I es el único de los jefes de Estado de la Segunda Guerra Mundial que sigue vivo.



 
FUENTES


BOOTH, Owen y WALTON, John: Historia ilustrada de la II Guerra Mundial. Madrid. Libsa, 2005

GALÁN, L.: "Miguel de Rumanía" en El País, 24/12/2011.



PROCEDENCIA DE LAS IMÁGENES

100 Lei, 1943. Fotografía de María López Álvarez.

Joachim von Ribbentrop und Ion Antonescu: Bundesarchiv, Bild 183-B23201 / CC-BY-SA


 

sábado, 23 de febrero de 2013

La Nueve de Leclerc (II): La liberación de París



Liberación de París, desfile de La Nueve por los Campos Elíseos, 25 de agosto de 1944


Leclerc tenía órdenes de llegar a París antes que los estadounidenses. Entre los días 12 y 19 de agosto tuvo lugar la batalla de Ecouché, donde la 2ª División Blindada se enfrentó a las 2ª y 9ª divisiones Panzer. Tras seis días de combate en los que la Nueve luchó en primera línea, los alemanes fueron derrotados.
 
Leclerc, desoyendo a sus superiores aliados, puso rumbo hacia París. El 24 de agosto estableció contacto con el enemigo en la periferia de la ciudad. Para evitar que las tropas estadounidenses se le adelantasen, envió a la Nueve con el objetivo de alcanzar el centro de París. Más de un centenar de españoles, en dieciséis vehículos blindados y apoyados por tres tanques Sherman, pusieron rumbo a la ciudad, llegando a la plaza del ayuntamiento. París había sido liberada.
 
Fueron los republicanos españoles quienes encabezaron el desfile de la liberación del 25 de agosto. A la cabeza iba Amado Granell. Los nombres de batallas de la guerra civil paseaban rotulados en sus vehículos: Madrid, Guadalajara, Ebro, Belchite,...incluso Don Quijote. Pero fue entonces cuando se produjo uno de los hechos más vergonzosos de la Historia actual de Francia: la negación del papel que los españoles habían tenido en la liberación de la capital francesa. Como se observa en el documental "La Nueve, los olvidados de la victoria", en el diario Libération, el blindado Guadalajara era llamado "Romilly", tratando de ocultar el origen español de los soldados que habían alcanzado el ayuntamiento.

Durante unos meses, la 2ª División estuvo bajo el mando del general De Lattre. Tras el regreso de Leclerc, la Nueve cruzó el Rin a fines de abril de 1945 e intervino en la toma del nido del águila de Hitler en Austria (Berschtesgaden). Aquellos republicanos que sobrevivieron a la Segunda Guerra Mundial vieron sus esperanzas frustradas, ya que las potencias aliadas no hicieron nada por acabar con la dictadura del general Franco.



FUENTES



MOLERO, I.: "Los españoles desfilan en París" en El Franquismo , año a año. Madrid, Biblioteca el Mundo, 2006, pp.86-89.

RÁMILA, J.: "Aquellos locos y valientes españoles de la Nueve" en Historia de Iberia Vieja. Madrid, nº55, 2009, pp.24-29.

Documental: MARQUARDT, A. La Nueve, los olvidados de la victoria.
 

jueves, 21 de febrero de 2013

La Nueve de Leclerc (I): Republicanos españoles en la IIGM

Integrantes de la 9ª Compañía de la 2ª División Blindada


Es bastante conocida la complicidad que mostró el régimen franquista con Alemania, sobre todo hasta 1943, año en que la situación del conflicto bélico mundial dio un vuelco importante en favor de los aliados. En el frente ruso combatió -junto a alemanes, italianos, húngaros, rumanos y soldados de otras nacionalidades- la división azul, también participó la escuadrilla azul y, más tarde, la legión azul. Menos conocido es, sin duda, el papel que jugaron numerosos españoles que, tras la derrota de la República, se vieron obligados a abandonar su país camino del exilio y, por diversas circunstancias, acabaron luchando contra Alemania junto con los aliados.
 
La mayoría de los exiliados españoles acabaron hacinados en campos de concentración en Francia y Argelia, en unas condiciones pésimas. Para muchos, el abandono de aquellos lugares, bien mediante la obtención de un trabajo, o bien ingresando en la Legión Extranjera Francesa, era un claro objetivo. Pero hubo otras vías por las cuales muchos españoles acabaron combatiendo contra Alemania. Para muchos, la ayuda que Alemania había dispensado a Franco era merecedora de una contundente venganza. Para otros, si bien este punto no es opuesto del anterior, la participación en la cruzada mundial contra el fascismo llevaría a que, una vez derrotado Hitler, Franco fuese el siguiente en caer.
 
Tras el armisticio francés y el establecimiento del régimen de Vichy, miles de españoles se integraron en la Legión Extranjera Francesa, como única alternativa para evitar trabajos forzados o su repatriación a España. Cientos de estos hombres seguirían el llamamiento a la Francia Libre que lanzó el general de Gaulle desde Londres.
 
Los republicanos españoles que se habían integrado en el ejército francés combatieron en el norte de África. Tras el inicio de los desembarcos estadounidenses -en el contexto de la Operación Torch, noviembre de 1942-, el ejército francés de África acabó uniéndose al bando aliado para alegría de los españoles. Finalizada la campaña de Túnez, en mayo de 1943, nació la 2ª División Blindada del general Leclerc. La 9ª Compañía, mandada por el  coronel Dronne, estaba formada por ciento cincuenta republicanos españoles. Pronto fue conocida como La Nueve. Tras recibir instrucción en Marruecos, los integrantes de la Nueve -junto al resto de  la división,- pasaron un periodo en Gran Bretaña, donde tuvieron ocasión, por fin, de hacer una vida más social y distendida. Tenían derecho a ello, ya que su próxima acción de guerra tendría lugar en Europa... Tras los exitosos desembarcos del Día D y posteriores, y asegurado el sector, la División de Leclerc desembarcó en la playa "Utah" el 31 de julio de 1944, integrada en el Tercer Ejército de George Patton.
 

FUENTES



MOLERO, I.: "Los españoles desfilan en París" en El Franquismo , año a año. Madrid, Biblioteca el Mundo, 2006, pp.86-89.

RÁMILA, J.: "Aquellos locos y valientes españoles de la Nueve" en Historia de Iberia Vieja. Madrid, nº55, 2009, pp.24-29.

Documental: MARQUARDT, A. La Nueve, los olvidados de la victoria.

martes, 19 de febrero de 2013

March of the eagles: estrategia de las guerras napoleónicas para PC


El mapa de Europa de comienzos del siglo XIX en el videojuego
March of the Eagles

Algunos puristas se sorprenderán al comprobar que hemos dedicado una entrada de nuestro blog a un videojuego. En Historia Desterrada, como blog joven que pretende romper con fronteras caducas en la disciplina, consideramos imprescindible tratar un tema como el que nos ocupa.

La percepción de los videojuegos como una fuente exclusiva de entretenimiento, incluso infantil, sigue muy arraigada en la sociedad. Pero, desde nuestro punto de vista, es preciso desterrar estos mitos. En lo que respecta a la Historia, hay claros ejemplos de videojuegos que constituyen recreaciones serias de ciertas épocas, muy bien documentadas y que, incluso, pueden tener un gran valor didáctico para facilitar la comprensión de determinados periodos.
 
En este sentido, existe una compañía que, a lo largo de los últimos años, se ha especializado en el desarrollo de juegos de estrategia histórica: Paradox Interactive. Populares por su seriedad y profundidad, los juegos de esta compañía han tratado periodos tan dispares como la Segunda Guerra Mundial (Hearts of Iron), la época victoriana (Victoria) o la Edad Moderna (Europa Universalis). Desde luego, la exhaustividad y cantidad de datos propias de estos juegos no los hacen accesibles para todos los públicos, pero cuentan con una legión de seguidores muy leales que buscan una gestión estratégica profunda y realista.
 
El pasado lunes 18, la compañía sueca lanzó al mercado un nuevo videojuego: March of the Eagles que, abarcando los años comprendidos entre 1805 y 1820, se centra en las guerras napoleónicas que asolaron Europa. Permite al usuario la selección de cualquiera de los países existentes en la época y brindándole, por tanto, la posibilidad de controlar a España para hacer frente a la invasión francesa.


El jugador puede elegir cualquier país de la época, otorgando la posibilidad
de recrear la Guerra de la Independencia española

Siguiendo la línea de anteriores juegos de la compañía, las opciones son infinitas: desde la investigación tecnológica hasta la gestión diplomática, pasando por la organización de los ejércitos de su país. De este modo, y a diferencia de otros juegos, no solo es importante la estrategia puramente militar, sino también la gestión económica. Como podemos observar en la primera imagen, el mapa de March of the Eagles se ha limitado al continente europeo, filosofía que ya aplicó la saga Total War en el juego Napoleón Total War.



FUENTES


Las imágenes pertenecen a Paradox Interactive:

Paradox Interactive
 

sábado, 16 de febrero de 2013

La Guerra de Invierno: Cuando Finlandia plantó cara a la Unión Soviética


Carl Gustaf Emil Mannerheim, 1942

El pacto Molotov-Ribbentrop no solo suponía un acuerdo de no agresión entre Alemania y la Unión Soviética, sino que implicaba el reparto de los pequeños y medianos Estados situados entre ambas potencias mediante la creación de dos áreas de influencia. En el área soviética quedaron integrados Lituania, Letonia, Estonia, la parte oriental de Polonia, el espacio fronterizo con Rumanía y Finlandia. Stalin pretendía la creación de una zona tapón frente a Alemania y lo cierto es que no encontró demasiadas dificultades, anexionando Letonia y Estonia. Sin embargo, Finlandia se resistió a convertirse en un satélite soviético y, tras unas negociaciones inútiles, Stalin ordenó la ocupación del territorio finlandés.

El 30 de noviembre de 1939, las tropas soviéticas comenzaron la invasión de Finlandia y Helsinki, su capital, fue bombardeada. Desde el punto de vista soviético, la conquista del Estado finlandés no debía entrañar ninguna complicación. Sin embargo, la subestimada Finlandia supo reaccionar con eficacia y opuso ingenio y táctica ante la abrumadora superioridad numérica del atacante, con una proporción de uno contra diez: 150.000 soldados fineses contra un millón de atacantes.

El artífice de la brava defensa finesa fue el mariscal Mannerheim, creador de la línea defensiva que llevó su nombre. Los finlandeses jugaron con su conocimiento del terreno y decidieron esperar al enemigo, cuyo avance por el territorio finlandés se volvió dificultoso. Como decimos, las tropas finlandesas, que contaban con un armamento obsoleto, tuvieron que hacer uso de su ingenio. De este modo, las emboscadas y ataques sorpresa contra los soldados soviéticos fueron la mejor baza finesa, junto a su invención del cóctel molotov para atacar a los carros de combate soviéticos. Estas acciones fueron posibles gracias a que los finlandeses contaban, a diferencia de sus enemigos, con uniformes para la guerra de invierno. En este contexto, cobró fama un francotirador conocido como "Belaya Smert", Muerte Blanca, llamado Simo Häyhä, quien consiguió eliminar a 700 enemigos. Mientras los finlandeses paraban los pies al Ejército Rojo, la mayoría de los países apoyaban abiertamente a Finlandia e incluso sus vecinos suecos enviaron dos batallones como refuerzo. En diciembre, cuatro divisiones rusas fueron aniquiladas.

Sin embargo, los finlandeses también estaban sufriendo numerosas bajas. En febrero de 1940, la Línea Mannerheim fue sobrepasada por el empuje soviético. La situación se volvió insostenible y el presidente finés, Ryti, se vio obligado a firmar la paz en el mes de marzo, cediendo a la URSS Carelia y Salla (un 10% del territorio finlandés).

La actitud de Finlandia ante el gigante soviético sorprendió al mundo. Sus tropas consiguieron detener el avance enemigo durante tres meses por medio del ingenio y la astucia. La sed de revancha llevó a que, en 1941, los finlandeses cayesen en brazos de Alemania y volviesen a las armas contra la URSS, esta vez en la llamada Guerra de Continuación. Pero esa es otra historia. Como resultado de la Guerra de Invierno quedaban unas 70.000 bajas finlandesas entre muertos y heridos, frente a 400.000 bajas soviéticas.


FUENTES

BOOTH, Owen y WALTON, John: Historia ilustrada de la II Guerra Mundial. Madrid. Libsa, 2005.

martes, 12 de febrero de 2013

Mustafá Kemal "Atatürk", el padre de los turcos

Mustafa Kemal Atatürk, 1931.
 
 
Mustafá Kemal (1881-1938) sigue siendo una institución en Turquía. Cualquiera que visite este país, a menos que permanezca ajeno al mundo que lo rodea, se dará cuenta de ello. Imposible no encontrarse con alguna de las múltiples representaciones de su figura en la vida pública turca, tal vez solo superadas en presencia por la bandera estatal. Kemal es un icono nacional, respetado y admirado por la mayoría de los turcos. Su sobrenombre, convertido en apellido, es Atatürk, término que significa "padre de los turcos".
 
Kemal fue un militar del Imperio Otomano y, como tal, participó en la Primera Guerra Mundial, dirigiendo con éxito la defensa de Gallipoli. También participó en la campaña del Cáucaso y en Siria y Palestina. Con la derrota de las potencias centrales, el Imperio Otomano  quedó reducido a Anatolia. Fue un año más tarde, en 1919, cuando comenzó a cobrar relieve la figura de Atatürk que, como comandante supremo, derrotó a los griegos en la Guerra de Independencia turca.

Podemos fijar aquí el nacimiento del estado turco. Kemal abolió el sultanato en 1922 y proclamó la República en 1923. Así se convirtió en Atatürk y, como presidente -autoritario- del nuevo estado,  inició una profunda reforma del país de arriba a abajo, introduciendo cambios en aspectos culturales muy arraigados y todo ello con el objetivo de modernizar el país bajo un modelo occidental, secularizador y europeizante. Este espíritu reformista entroncaba con el de los Jóvenes turcos, en cuya revuelta de 1908 había participado Kemal.

Las reformas de Atatürk introdujeron a Turquía en la modernidad. Se buscaba iniciar un proceso de industrialización y el establecimiento de un sistema económico de corte occidental. El pilar fundamental de estas reformas fue la separación Iglesia-Estado, introduciendo así el laicismo, prohibiendo el uso del velo a las mujeres y el fez a los hombres, así como la poligamia. Se otorgó la igualdad de derechos a la mujer -cuestión que no arraigó en su tiempo pero que sentó bases- y el voto femenino. Se introdujo el alfabeto latino en sustitución del árabe, se abolió la ley religiosa y se otorgó una Constitución a la República de Turquía, en 1924. Desde entonces, hasta el día de hoy, ha sido el ejército el garante de la separación Iglesia-Estado frente a los partidos religiosos.

 
 
FUENTES


BLACK, J.: Grandes líderes militares y sus campañas. Barcelona. Blume, 2008.

HATTSTEIN, M. y BERGHORN, D.: Historia del Mundo. Barcelona, Blume, 2008.

 
 
 

domingo, 10 de febrero de 2013

"El Gibraltar del Oriente": la caída de Singapur en la Segunda Guerra Mundial

Prisioneros británicos tras la ofensiva nipona.

En febrero de 1942 tuvo lugar una de las mayores hazañas militares de la Segunda Guerra Mundial y la que fue, a su vez, la mayor derrota de la Historia británica: la toma de la fortaleza de Singapur. Japón, incapaz de competir en producción industrial con Estados Unidos, pretendía establecer un anillo defensivo en el área oriental del Océano Pacífico. Este planteamiento implicaba la expansión por el sudeste asiático otorgando una relevancia especial a la península malaya, una de las principales áreas de producción de caucho del mundo. En el vértice de dicha península se encontraba el estratégico enclave de Singapur, que permitía el control de las rutas marítimas hacia el Océano Índico.

El 8 de diciembre de 1941, un día más tarde del ataque a Pearl Harbor, tropas japonesas desembarcaban en el sur de Siam. El rápido avance hacia el sur por Malasia de los japoneses llevó a que, a finales de enero, el general Arthur Percival ordenase la retirada a la fortaleza de Singapur, considerada inexpugnable. Mientras, 30.000 soldados japoneses, mandados por Tomoyuki Yamashita, continuaron su marcha a través de la selva y, tras haber recorrido 885 kilómetros en cincuenta y cinco días, llegaron a su objetivo. Frente a ellos se encontraba una guarnición defendida por 85.000 combatientes británicos que, convencidos de lo intransitable de la selva y de que cualquier ataque se produciría desde el mar, solo contaban con la artillería naval que apuntaba hacia la costa.

Yamashita, al frente de una tropa extenuada, con pocas municiones y en inferioridad numérica, supo explotar el factor sorpresa -contaba con informes de inteligencia militar y fotografías aéreas-, haciendo que Percival se creyese ante un enemigo superior en número, a lo que se sumó la cobertura de la artillería y los bombarderos en picado nipones. Yamashita lanzó un ataque de diversión por el este de Singapur, para enviar el ataque principal por el oeste, cruzando el estrecho de Johore, más dificultoso pero peor guarnecido. En menos de una hora, las barcazas japonesas habían cruzado el estrecho, obligando a los británicos a retroceder hacia la ciudad y causando un aluvión de deserciones entre las tropas de Percival -a lo que se sumó la captura de los depósitos de agua de la ciudad-. Finalmente, ante las menguadas reservas de municiones, agua y alimentos, Percival se rindió incondicionalmente el 15 de febrero. Más de 80.000 australianos, británicos e indios fueron hechos prisioneros. La pérdida de Singapur fue definida por Churchill como "el peor desastre y la mayor rendición de la Historia británica".


FUENTES


ARTOLA, R.: La Segunda Guerra Mundial. Madrid. Alianza Editorial, 2007.

JORDAN, D. y WIEST, A.: Atlas de la Segunda Guerra Mundial. Madrid. Libsa, 2005.

Documental Generales en guerra: Singapur. 2008, National Geographic.
 

jueves, 7 de febrero de 2013

Gregorio Jove Valdés (1779-1857)

Gregorio Jove Valdés


Procurador General
 
Gregorio María Jove Valdés nació en La Campona, casa solariega de su familia ubicada en Peñaflor (Grado), el 9 de septiembre de 1779. De cuna hidalga, en 1805 fue nombrado procurador general del Principado de Asturias por un periodo de tres años. Tal y como señala Visitación López del Riego, Jove dirigirá dos oficios al rey: en uno de ellos defendía los privilegios de su clase frente a una Real Orden; en la segunda proponía a Fernando VII proceder a armar a los habitantes de la región, dada la desconfianza que le producía la presencia de tropas francesas en territorio patrio.
 
Esos recelos de Jove se vieron confirmados tras los sucesos del dos de mayo y la llegada al Principado de Asturias de la correspondencia de Madrid, el día 9. Ese mismo día fue hecho llamar junto a otras autoridades cuando la Audiencia trató de publicar el bando de Murat, lo cual provocó la indignación y levantamiento del pueblo de Oviedo. Según del Riego, Jove, como procurador general, consiguió templar los ánimos de la población, adoptando una actitud intermedia por la cual, si bien se manifestaba a favor del sentir popular, pedía respeto a las autoridades. La enfermedad de Jove le impidió presidir la Junta General extraordinaria en la que se decidiría declarar la guerra a Francia. Al día siguiente (10 de mayo) Jove presidió una nueva Junta, en la que fue elegido procurador general Álvaro Flórez Estrada.
 
 
Político y militar contra los invasores franceses
 
Jove, revestido de la autoridad moral que le había otorgado su cargo y experiencia, continuó asistiendo a las Juntas que se celebraron. Incluso costeó la creación de un cuerpo de Cazadores de Montaña integrado por doscientos hombres, más tarde integrado en el Regimiento de Grado.

Jove tuvo un papel destacado en su apoyo al golpe del marqués de La Romana del 2 de mayo de 1809, siendo uno de los portadores de la orden de supresión de la Junta del Principado y convirtiéndose en vocal de la nueva Junta formada por La Romana. Explicación a la actitud de Jove se encuentra en una de las cartas que Visitación López del Riego presenta en su artículo en la cual, Jove,  ponía de manifiesto la existencia de intrigas e intereses en el seno de la Junta.

Por otra parte, desde aquel entonces destacó su faceta combativa y, con el rango de coronel, participó en varios enfrentamientos contra las tropas francesas, caso de la acción de Peñaflor, el ataque al puente de San Martín de Miranda; o la participación en acciones guerrilleras, como sugieren sus contactos con Juan Díaz Porlier (ver López del Riego).

En enero de 1811, se integró en la comisión designada para solicitar al Gobierno una Junta Superior Constitucional, lo que provocó su arresto en Galicia. En 1814, de nuevo como procurador general, intentó que se restaurase la Junta del Principado de Asturias que existía en 1808, logrando el beneplácito del monarca Fernando VII.
 
 
Jove tras la Guerra de la Independencia
 
Cabe destacar los flirteos de Jove con los liberales del Trienio Liberal (los cuales ya se habían producido durante la Guerra de la Independencia), lo que fue motivo para que la Junta de Purificación que vendría con el inicio de la Década Ominosa le retirase sus méritos militares, si bien en 1827 se le consideró, según del Riego, "purificado de la conducta política y militar que observó durante el Gobierno Revolucionario". Suerte similar corrió su hermano, lo que provocó la intervención de Jove ante el monarca y, al no encontrar respuesta, su renuncia al título de Vizconde de Campo Grande -el cual había heredado de su padre en 1816-. Jove siguió integrado en la Junta del Principado, y a comienzos de los años cuarenta del siglo XIX era director del Instituto Asturiano. Murió el 7 de julio de 1857, en La Campona.


 
FUENTES

 
LÓPEZ DEL RIEGO, V.: "Gregorio Jove: aportación documental a su biografía" en Boletín de Real Instituto de Estudios Asturianos. Oviedo, 1977, nº92, pp.677-704.
 
Diccionario enciclopédico del Principado de Asturias. Tomo 9. Oviedo, Ediciones Nobel, 2005.

sábado, 2 de febrero de 2013

La acción militar de Peñaflor en la Guerra de la Independencia

Concluida la serie dedicada a la vida de Parker Carrol, aprovechamos la ocasión para dedicar un capítulo a la acción en la cual participó junto a un reducido grupo de soldados asturianos para tratar de detener al mariscal Ney en la primera invasión francesa del Principado de Asturias. Ese combate tuvo lugar en Peñaflor (concejo de Grado) el 18 de mayo de 1809 y aún hoy existen ciertos interrogantes y confusión en torno a este suceso.
 
 

El puente de Peñaflor
 

Planteamientos en torno a las fuentes
 
 
Al recurrir a las fuentes bibliográficas existentes sobre la acción o combate de Peñaflor -el término batalla no resulta aceptado por la historiografía dadas las características del combate- se perciben imprecisiones y ciertos errores que pueden deberse al relato oral. Así se observa en el relato de Ramón Álvarez Valdés; o en la obra Grado y su concejo, de Fernández de Miranda, publicada en 1907. En este sentido, el artículo de José Luis Calvo Pérez, publicado en la web de ARHCA, resulta preciso y constituye un enfoque actual que desmiente ciertas cuestiones, como la imposibilidad de la ubicación de la pieza de artillería española sobre la Peña del Viso. Sin embargo, en ese mismo artículo se manifiesta que parte de las tropas presentes en Grado en la mañana del 18 de mayo huyeron tras la escaramuza de El Fresno y, por tanto, no llegaron a combatir en Peñaflor. Entra así en contradicción con Fernández de Miranda, pero también con las publicaciones recientes de Alicia Laspra que, en base a la correspondencia de Carrol, ubica a toda la guarnición de Grado en la acción de Peñaflor.
 
El propio Carrol nos plantea varios interrogantes. En primer lugar, con motivo del bicentenario de la Guerra de la Independencia hemos visto, sobre todo en prensa, referencias a Carrol como "capitán", incluso en la placa conmemorativa del Ayuntamiento de Grado (ver William Parker Carrol). Sin embargo, según Laspra y O' Connell, Carrol recibió el grado de teniente coronel en agosto de 1808 ("In bello fortis": la vida del teniente general irlandés Sir William Parker Carrol (1776-1842, página 50). La cuestión de su graduación militar nos lleva a un segundo planteamiento: si en Peñaflor se encontraban Gregorio Jove y Juan Cañedo, ambos coroneles y por tanto superiores a Carrol, ¿por qué habría de corresponderle a Carrol la dirección del combate? Con esto no estamos negando su dirección de la acción, pero creemos que es una cuestión a la que sería oportuno responder.
 
Consideramos que estos aspectos son importantes para comprender la realidad del acontecimiento. Por nuestra parte, esperamos encontrar respuesta a estos aspectos en el próximo libro de Evaristo Martínez-Radío sobre la alarma asturiana durante la Guerra de la Independencia.
 
 
Aquel 18 de mayo...
 
Como habíamos visto, Carrol llegó a Grado en la madrugada del 18 de mayo de 1809, en compañía del coronel Gregorio Jove Valdés, natural de Grado -nacido en La Campona-. Allí recibieron información sobre el cruce, por parte de tropas francesas bajo el mando del mariscal Ney, del río Narcea. Carrol, al comprobar que el sistema de alarma no había funcionado, ordenó repique de campanas. En Grado se encontraba una veintena de soldados del Regimiento de la Princesa; una compañía de granaderos del Regimiento de Gijón -bajo el mando del teniente coronel José Argüelles-; unos ciento cincuenta soldados bisoños del Regimiento de Luarca (coronel Juan Cañedo); y un grupo de paisanos armados formado por entre cincuenta y cien vecinos liderados por el párroco de Grado. En total, se contaba con unos 500 o 600 hombres. Al mando de la guarnición se encontraba el coronel Trelles.
 
Los oficiales españoles y el comisionado británico procedieron a planear la defensa. Conscientes de su inferioridad numérica y material, la defensa se orientó a la detención del avance enemigo hasta la llegada de refuerzos desde Oviedo. Se contemplaron dos posibles puntos de resistencia en base a sus excepcionales condiciones defensivas: el alto del Fresno y el puente de Peñaflor. Tras sopesarlo, se decantaron por la segunda opción. Las peñas del Viso y del Aire forman un desfiladero por el cual transcurre el río Nalón, cruzado por el famoso puente románico. Por otra parte, la decisión de Peñaflor implicaba una mayor proximidad a Oviedo -a la espera de los refuerzos- y el bloqueo del camino real que a la misma conducía.
 
No obstante, Jove envió a grupo de soldados del Regimiento de Luarca a El Fresno a modo de avanzadilla para hostigar al enemigo y frenar su avance. Sobrepasados por la abrumadora ventaja francesa, no tardaron en regresar a Grado, llevando consigo el nerviosismo al resto de la guarnición y provocando, según las tesis más recientes, la desbandada de los granaderos de Gijón, la tropa del Regimiento de la Princesa y de parte de sus propios compañeros. Las perspectivas no eran halagüeñas para aquellos que decidieron resistir: tres compañías del Regimiento de Luarca con una pieza de artillería, y paisanos de Grado, mas los que se sumaron de Peñaflor, Cuero y los alrededores, muchos de ellos armados con chuzos.
 
La defensa que se organizó en Peñaflor no fue la más propicia. El tiempo no fue un privilegio con el que contasen los asturianos, lo cual imposibilitó tanto una planificación más exhaustiva como el despliegue de medios defensivos tan sencillos como parapetos para una mayor cobertura de la tropa. A toro pasado, podemos decir que la planificación no fue la mejor, dado que no se aprovechó correctamente la ventaja que podía haber supuesto la ocupación del alto de la Peña del Aire. De este modo, el grueso de la tropa asturiana se situó en la margen derecha del río -actual concejo de Candamo- a lo largo del camino que iba desde el puente hasta la población de Cuero. Otro grupo de asturianos se situó entre los castaños de las faldas de la Peña del Aire, cerca de La Campona. En nuestra opinión, este grupo de la margen izquierda del río incluiría a los paisanos de los alrededores, ya que muchos estaban equipados con armas de corto alcance o de cuerpo a cuerpo. Huelga señalar que realmente no podemos saber hasta qué punto hubo una desbandada completa en Grado, o si parte de la tropa del Regimiento de la Princesa o los granaderos de Gijón decidió permanecer a título individual para participar en la defensa.
 
Las fuentes apuntan a que la acción comenzó en torno a las diez de la mañana si bien, tal y como señala J.L. Calvo, algún testimonio adelanta a las ocho el contacto entre ambos bandos. El discurrir de la acción se puede apreciar en el siguiente cuadro:
 
 
Pulsar sobre la imagen para aumentar.
Fuente: Elaboración propia a partir de Grado y su concejo de Fernández
de Miranda y el artículo "Acciones de guerra en el puente de Peñaflor" de
José Luis Calvo Pérez en la web de ARHCA. Foto obtenida de Google Maps.
 

(1) Las tropas asturianas forman dos líneas defensivas: una sobre el camino entre el puente y Cuero; otra en la falda de la Peña del Aire en las proximidades de La Campona.
(2) A las diez de la mañana, el mariscal Ney llega a Peñaflor desde Grado.
(3) El disparo inoportuno de la pieza de artillería del Regimiento de Luarca, situada cerca del puente, desvela la posición asturiana a las tropas francesas.
(4) Las tropas de Ney se cubren con las casas de Peñaflor. El mariscal envía voltigeurs a la margen del río donde, cubiertos entre los nogales y castaños, abren fuego contra los asturianos de la margen derecha.
(5) Los asturianos que estaban ocultos entre los árboles cercanos a La Campona hostigan a las tropas invasoras, recibiendo un duro contraataque.
(6) Ney ordena la toma de la altura de la Peña del Aire, posición desde la cual los franceses eliminan la resistencia asturiana del otro lado del río, infligiendo numerosas bajas y provocando la desbandada general.
(7) Los franceses cruzan el puente y su caballería se lanza a la persecución de las derrotadas tropas asturianas.
 
 
Finalizados los combates, y habiendo hecho prisioneros a muchos de los defensores de Peñaflor, el mariscal Ney hizo que Grado pagase las consecuencias de la osadía asturiana, procediendo al saqueo, pillaje y desmanes propios de la guerra con una población indefensa.
 


FUENTES
 
 
CALVO, J.L.: "Acciones de guerra en el puente de Peñaflor (1809-1810)" en ARHCA
 
FERNÁNDEZ DE MIRANDA, A.: La Historia de una comarca asturiana, Grado y su concejo. Grado. Ayuntamiento de Grado, 1982.
 
LASPRA, A.: "William Parker Carrol en Asturias (1808-1809)" en Actas de las Jornadas de Estudios Locales Grado-Grau, Villa y Alfoz, Grado, 2009, pp. 43-80.
 
LASPRA, A. y O' CONNELL, B.: "In bello fortis": la vida del teniente general irlandés Sir William Parker Carrol (1776-1842). Oviedo. Fundación Gustavo Bueno, 2009.
 
RODRÍGUEZ, J.: La Guerra de la Independencia, los asturianos en el levantamiento contra Napoleón y en la revolución liberal. Oviedo. Editorial Prensa Asturiana, 2009.

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