martes, 23 de junio de 2015

Jerzy Sosnowski: un espía polaco en la Alemania nazi

Jerzy Sosnowski. Fuente: www.jerzysosnowski.info

Jerzy Sosnowski fue uno de los espías más brillantes del periodo de entreguerras. Tras una fulgurante carrera militar como oficial de caballería, Sosnowski se convirtió en agente de la inteligencia militar polaca, siendo destinado a Berlín en los últimos años veinte. No tardaría en integrarse en las altas esferas berlinesas, bajo la falsa identidad del barón Ritter von Nalecz. Sosnowski era un hombre alto, atractivo, gran conversador y, según cuentan, de fría mirada. Hábil en el arte de la seducción, uno de sus romances más destacados fue el que mantuvo con la baronesa Benita von Falkenhayn, la cual accedió a colaborar con él otorgándole valiosos contactos, para pagarlo caro unos años más tarde...

Valiéndose de estas dotes, a Sosnowski no le costó establecer una red de espionaje basada en la seducción y el chantaje. Logró encandilar a Frau Von Natzmer, una secretaria de la sección de proyectos de Guderian (IN6) a la que pudo manipular a su antojo. A través de esta joven, el polaco reclutó a otras secretarias del IN6 que le hicieron llegar más de un centenar de documentos sobre el desarrollo de armas secretas. Según cuenta Richard Bassett, Sosnowski llegó a hacerse con la llave de la caja fuerte de Guderian. No debe extrañarnos que entre estos documentos se encontrasen datos relativos a la táctica de la blitzkrieg que, por aquel entonces, estaba diseñando el brillante militar alemán y que, en 1939, tan buenos resultados le brindaría sobre la llanura polaca.

Guderian, creador de la Blitzkrieg o Guerra relámpago. Fuente: Deutsches Bundesarchiv.

Sin embargo, la traición apareció entre las filas de la inteligencia polaca. El agregado militar de Polonia en Berlín, el subteniente Jozef Gryf-Czajkowski, era un agente doble en nómina de la Abwehr (servicio de inteligencia militar alemán). Cuando éste encontró en la embajada polaca los documentos robados por Sosnowski, raudo y veloz compartió la información con los alemanes. También colaboró con las autoridades alemanas la actriz -y amante despechada de Sosnowski- Maria Kruse.

La actriz y bailarina Lea Niako, cuyo nombre artístico era Maria Kruse.


En febrero de 1934, la Gestapo irrumpía en la vivienda de Sosnowski cuando éste celebraba una fiesta. Al igual que él, fueron detenidas tres de sus amantes: la baronesa von Falkenhayn, von Natzmer e Irene von Jena. Las dos primeras fueron condenadas a muerte y decapitadas en febrero de 1935. Sosnowski, condenado a cadena perpetua, permaneció confinado hasta que en abril de 1936 se le intercambió por tres agentes alemanes en manos de los polacos.

El colofón a su formidable historia lo habrían de poner las autoridades polacas. Lejos de recibirle con honores, creían que los documentos conseguidos por Sosnowski eran demasiado buenos como para ser reales, por lo que fueron desechados. Se le creía un agente doble y, en junio de 1939, fue declarado culpable de traición y colaboración con Alemania. Condenado a quince años de prisión, cuando estaba preparando su apelación estalló la Segunda Guerra Mundial y, desde entonces, su historia se vuelve confusa. Durante la invasión alemana, fue evacuado de la prisión de Varsovia y, de algún modo, cayó en manos del Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos (NKVD) soviético. Poco después, se convirtió en uno de sus agentes. De las teorías que existen sobre su muerte, la más probable es aquella que lo sitúa en el alzamiento de Varsovia (del 1 de agosto al 2 de octubre de 1944), donde habría sido ejecutado por la resistencia polaca.




FUENTES



BASSETT, R.: El enigma del almirante Canaris. Barcelona, Altaya, 2007.



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